Sin secretos ni mentiras
Mi madre me había dicho miles de veces que una buena
amiga es para siempre y que por supuesto son muy pocas; no se imaginan mi
sorpresa cuando una chica que casi no conocía terminó siendo mi mejor amiga.
Todo sucedió el primer día de clases, me encontré
con ella, no era la más popular o la más inteligente, simplemente era normal
pero mi mente me decía que no me debía juntar con ella, yo hice todo lo
contrario y le di un saludo casual, ella lo contestó con una sonrisa muy agradable.
El profesor me asignó como su compañera y al principio ni nos hablábamos, al
final de clase yo tropecé y todos se rieron pero les di una mirada que los dejó
callados, ella se agachó y me ayudó a alzar mis útiles, entablamos
conversación, descubrimos que nos parecíamos y al final del día ya éramos
mejores amigas.
Al día siguiente hicimos un juramento:
“Sin rencores, sin peleas,
Sin miedos ni tareas,
Sin secretos ni mentiras,
Nada entre nosotras,
Somos mejores amigas.”
Quizá no rimaba pero era espacial…
Por: ANGIE VALENTINA CORDOBA
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