La masacre de un pequeño peluche
“Estaba destrozada no podía creer que mi madre había
accedido a darle a ella, mi hermana, el peluche que yo durante un mes le había
pedido, ¡ja! Pero no se saldría con la suya. Yo me encargaría de que fuera
así”, me dijo Cris con los ojos chispeantes. Yo su mejor amiga nunca la tomé en
serio. Pero dos días después el peluche de su hermana que tanto ella envidiaba,
estaba destrozado y sin relleno. Nadie se enteró de la verdad y yo guardé el
secreto pues por mi mente pasaba lo que ella era capaz de hacer por algo tan
pequeño.
ANGIE VALENTINA CORDOBA
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