En una rama de un árbol, un ave de color
azul, negro y rojo alumbraba a aquel día un viejo árbol que estaba en el patio
de atrás de una casona de colorada y vieja, con nada más que una mecedora
afuera, cerca de una escalera rota y comida por las polillas; que yo miraba
detenidamente desde mi ventana, una ventana que quedaba justo directo, para ver
aquella casona, en la vivía una viejita sola, que siempre se sentaba en la
mecedora con un gato a observar una bella flor que había en su jardín de color
rojo brillante, la única flor de ese jardín.
La viejita regaba la flor todos los días y se
sentaba a comer mientras miraba dicha flor.
FIN
Por: ANGIE VALENTINA CÓRDOBA CÓRDOBA
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