UNA NO TAN BUENA CRIMINAL
Tarea, tarea y más tarea! No sé si los profesores no
tienen sesos o simplemente no tienen creatividad pero no hacen más que dejarme
tareas, estoy a la mitad de la jornada escolar y ya no aguanto más, tengo ganas
de vomitar, apuesto que vomitaría números de la clase anterior de algebra.
Ahora tenía que aguantar el chirrido del marcador,
el silbato de deporte y los constantes gritos de mando de la entrenadora Wiber,
la señorita Wiber era la entrenadora de baloncesto y nuestra profesora de
letras. No había clase más insoportable, porque más que parecer un salón de
clase parecía una cancha, en la cual estábamos en partido y la profe estaba
ganando, oh no! Nos ha hecho un gol, o era canasta?, en todo caso nos ha dejado
tarea, “Nooooooo…!” gritaba en mi interior y para empeorar era tarea del libro,
nos tocaba hacer un ensayo de cien años
de soledad, o eran mil?, de todos modos era de los tres primeros capítulos y yo
ni siquiera le había quitado el plástico al libro, estaba nuevo, la tarea era
para mañana y no sabía que hacer; de repente una genial idea cruzo mi sexy
mente, sonreí malvada ante la idea y reí como maniaca “¿Cuál es el chiste
Cristina?, compártelo con todos” trague en seco por un momento había olvidado
que todavía estaba en clase con el ogro de la entrenadora, “pero me da pena”
dije como excusa poniendo en práctica uno de los miles de mis planes. “Dígalo” me ordeno, le susurre a mi compañera de al
lado riera, ella lo hizo y se lo paso al siguiente, hasta que todos reíamos
excepto Wiber y Sofía “ya lo he compartido” la profe abrió la boca para
protestar pero la volvió a cerrar, hizo lo mismo tres veces, parecía un pez. Al
fin y al cabo seguíamos en clase, aunque precisamente para mí no era clase, ni
siquiera prestaba atención, estaba planeando mi fabuloso robo, me tenía que
asegurar que todo saliera a la perfección.
Al final de clases me quede a almorzar, con la
excusa de que haría un “trabajo en grupo” aunque no era un grupo y tampoco era precisamente
un trabajo.
Los materiales que iba a utilizar eran una cuerda,
una pinza de cabello y una ropa súper cool de ladrón, estaba totalmente lista,
Espere a que el colegio se vaciara de estudiantes, profesores y personal, los
pocos que quedaban estaban en la portería así que no había problema.
Repase una vez más mi plan, todo estaba listo,
primero tenía que subir al balcón de la sala de profesores, eso fue fácil, con
la cuerda no me costó nada, una vez adentro tome la pinza y la use para
intentar abrir el cajón donde reposaba el ensayo de mi antigua profe de
español, estaba ya bastante oscuro, parecía que iba a llover, pero eso no era
lo que más me preocupaba, de repente escuche unos pasos, mi corazón se aceleró,
podía sentir como alguien se acercaba, sin embargo no me moví, mi respiración
se entrecorto, pero seguía sin moverme, alguien tomo el pestillo de la puerta,
fue entonces cuando reaccione y en un rápido movimiento me puse detrás de la
mesa. Justo a tiempo cuando se abrió la puerta, vi al agacharme los pies de un
hombre, un profesor, avanzo hacia el lado de la mesa donde yo estaba, así que
me moví, sentía la adrenalina correr por mis venas, el profesor se volvió a
mover, mientras yo estaba debajo de la mesa, yo me puse alerta, me asome por un
lado y vi como cogía la pinza que yo había abandonado, murmure un “mierda”, el
profesor se volvió en mi dirección haciéndome dar un pequeño brinco mientras escondía
mi cabeza, camino hacia mí aun sin verme, yo me moví al lado contrario, dimos
la vuelta completa a la mesa, mi corazón latía cada vez más rápido y fuerte, lo
podía sentir en mi garganta, oí mas pasos en nuestra dirección, mas profesores,
entraron y le preguntaron a mi perseguidor cual era la demora, el contesto que
nada, segundos después salieron y ya feliz me dispuse a seguir con mi trabajo.
Un rato después había finalizado, tenía en mis manos
mi salvación, comencé a dar saltitos de alegría, abrieron la puerta, de un
salto me escondí detrás del armario, estaba perdida, “voy a cerrar ya los
alcanzo” dijo alguien, oh no me encerraran, vi como el profesor cerraba las
puertas del balcón, espere a que terminara y saliera mientras cerraba con
llave, entonces me tire al piso y sollocé, estaba atrapada, y ahora qué?, ya no
me importaba la tarea solo salir de ahí, después de cinco minutos de
desesperarme y caminar de un lado a otro jalándome el cabello, vi una ventana
abierta lo suficientemente grande como para que saliera por ahí, eso hice, una
vez afuera ahogue un grito, todo estaba muy oscuro y yo ni cuenta me había
dado, corrí a mi salón para buscar mis cosas, cogí mi celular, tenía treinta
llamadas perdidas, eran las 11:59, mierda había tardado demasiado, se
escuchaban ruidos raros, di un salto y ahogue un grito cuando una de las
puertas se cerró, camine asustada y temblorosa hasta la salida, las puertas
estaba cerradas, como no si eran las doce de la noche.
Después de la travesía más dura de mi vida, logre
salir, aunque me había tocado subirme al techo y casi me orinaba del susto;
Luego de un regaño, lágrimas y un castigo me dormí cómoda en mi cama.
Al día siguiente ya en clase de español, estaba
feliz, tenía la tarea nada podía pasar.
Cuando la profe-entrenadora paso por mi puesto a
recoger mi tarea, gustosa se la ofrecí, ella la rechazo, inmediatamente borre
la sonrisa que había llevado toda la mañana.
“¿Qué tal tu travesía de anoche?” pregunto, yo
tartamudee un “¿Qué?” pero ella solo me sonrió con superioridad y me miro
incrédula “hay cámaras ¿sabes?” dijo, yo trague en seco pero no me moví y
tampoco corte nuestro contacto visual, su mirada era muy penetrante y
acusadora, en ese momento me di cuenta de que no era una tan buena criminal.
ANGIE VALENTINA CORDOBA
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