jueves, 15 de mayo de 2014

MAESTROS:


No voy a empezar estas palabras, diciendo: Docentes, les damos las gracias por su arduo trabajo y dedicación…etc., etc. Porque no quiero que esto parezca un discurso común, eso no es lo que planee escribir, pues en muchas oportunidades, escuché discursos en los actos y siendo alumna, no podía evitar distraerme y no prestar atención.


Así que he decidido comenzar con una pequeña paradoja, que me he planteado. En la vida hay muchas personas importantes y todas hacen algo diferente; los padres educan, los sabios comparten su sabiduría, los pastores guían, los doctores curan, los amigos brindan  su confianza, pero en el mundo  solo existen algunos capaces de hacerlo todo,  los maestros, es su tarea, pocas veces reconocida y tantas otras cuestionada, una tarea difícil que implica tener alegrías, problemas y mucha responsabilidad, pero es una tarea fundamental, en sus manos esta nuestro futuro, y aunque sé que no es fácil ser docente, es agradable saber que aún existen personas con el valor de luchar contra la sociedad y tecnología que poco a poco se carcomen el valor del ser humano, nuestra historia que forja nuestro futuro se está perdiendo, pero con guerreros que se dedican a luchar contra la ignorancia como ustedes, doy por seguro que podemos seguir, porque no importa si son pocos los que esparcen sabiduría, somos muchos los dispuestos a escuchar.
Durante toda nuestra vida se nos ha inculcado el deseo por avanzar, por descubrir nuevas cosas y por ampliarlo que somos y a dónde vamos, pero no se puede definir el futuro al azar y siendo todavía jóvenes no podemos hacer nuestro camino solos, pues es una vida interesante y dura la que llevamos como seres humanos, son muchas dificultades las que hay en el camino, que diariamente recorremos, claro que existe el camino fácil, que es dejarnos a la deriva, pero hay quienes deciden luchar a nuestro lado abriéndonos paso en los surcos de la vida y preparándonos para los golpes inesperados, tomando una parte más activa en este difícil viaje, ayudándonos a construir nuestros propios caminos.
Hoy quiero saludar a todos aquellos que han elegido la escuela como su vocación y modo de vida, porque ser docente hoy es jugarse por un futuro mejor, aportar un granito de arena para que la playa en la que vivimos sea un poco mejor cada día.
Porque maestro no es sólo quien nos instruye, quien nos transmite conocimientos.
Sino sería fácilmente reemplazado por una enciclopedia o Wikipedia pero no es así, Porque ellos dejan a un lado sus problemas personales y al llegar al salón dan lo mejor de sí, están allí cuando les decimos: “Profe, no entiendo”, o “ayúdeme”; o también cuando estamos tristes, no dudan en preguntarnos qué nos pasa, y están allí para brindar un abrazo o una sonrisa cuando más lo necesitamos, y levantarnos la moral para que sigamos adelante. Puede que no siempre les digamos que los queremos y ustedes crean que los odiamos pero, quiero aclarar que no es así, el que no les demostremos que, como a nuestros padres, los queremos y admiramos, ni les demos las gracias no significa que ustedes no influyan en nosotros, pues si lo hacen, les quiero decir que “aprendan a ver con el corazón, pues lo esencial es invisible a los ojos” además somos jóvenes y no siempre expresamos lo que sentimos.
Ser maestro es un don y una tarea muy difícil, aun así si lo hacen con amor ese amor nos lo transmite a nosotros, un maestro es un ejemplo de persona ideal para  todos y enseña  con sensibilidad, devoción y amor porque con amor todo se puede y así nos educan no para ser bóvedas llenas de conocimiento o robots sin vida, sino seres libres y capaces de enfrentar la vida.
Ustedes profesores, maestros de la vida, se merecen toda nuestra gratitud, no solo por compartir sus conocimientos con nosotros los jóvenes, sino por dedicar su vida a una labor tan ardua pero hermosa que es enseñar.
Y es que ser maestro, más que un transmisor de conocimientos o destrezas es, sobre todo un generador de vida, y no cualquier vida, sino vida forjada en el conocimiento, en la espiritualidad, en la libertad, en la sabiduría, en los valores y solidaridad humanas.
Ser maestro es ser un apasionado por la formación y desarrollo integral de los jóvenes como nosotros, de los cuales depende el futuro de esta humanidad que entre más va avanzando más valor va perdiendo.
Hoy nos reunimos para celebrar el Día del Maestro, pero para mí en realidad celebramos el que aún hay esperanzas para nuestro futuro, esperanzas que son puestas en sus capaces manos, para que formen con ellas metas, que luego serán éxitos. Ser maestros tal vez no sea la profesión más lucrativa ni la menos laboriosa, pero es la profesión que escogen porque les gusta enseñar, porque aman lo que hacen, y hacen lo que aman, por eso les doy infinitas gracias a todos los que se dedican a enseñar y a luchar por el bien de la humanidad, les deseo lo mejor y encomiendo en sus manos el futuro mío y de esta sociedad.
He pasado mucho tiempo en este colegio formándome como persona integral, me considero el metal con el que ustedes, como herreros, forjan una espada para luchar contra las adversidades y cortar la ignorancia.  Pero los Maestros no solo están en el colegio hay maestros en todos lados, pues no todos como vocación tienen enseñar, hay maestros en la casa, la calle, la biblioteca, en todos lados. Los padres son nuestros primeros maestros, nuestros abuelos también son sabios de vida, nuestros amigos nos enseñan a vivir; pero dejar todo el peso del enseñar en los hombros de la familia  o de la calle no nos garantiza lo mejor, pues puede que aprendamos de ellos, sin embargo también se necesita el conocimiento amplio de una materia para poder enseñarla bien. Por eso existen ustedes nuestros segundos padres, nuestros pastores del saber, que con entusiasmo día a día nos dedican de su tiempo y paciencia, para que así podamos lograr un mundo mejor.
Por todo lo anterior y todo lo que ser nuestros maestros ocupa, les damos infinitas gracias, a ustedes y a Dios; además les pedimos que luchen junto a nosotros por nuestra hermosa humanidad. Que Dios los bendiga.

GRACIAS

POR ANGIE VALENTINA CORDOBA

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