Un día mi madre trajo de la oferta de antigüedades un
espejo muy grande y empolvado, ella me dijo que lo limpiara mientras volvía de
la tienda, yo acepte y me aliste para limpiarlo, cuando comencé vi que no estaba mi reflejo sino una sombra que
se transformaba lentamente en mí.
FIN
POR:ANGIE VALENTINA CORDOBA CORDOBA
POR:ANGIE VALENTINA CORDOBA CORDOBA
Qué miedo, Angie. Parece de la colección de "Cuentos breves y extraordinarios".
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ResponderEliminarCLARO QUE SI ESA ES LA IDEA, INCLUSO ES UNO DE ELLOS PERO HECHO POR MI.
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