Quiero comenzar compartiendo con ustedes un anuncio,
un mensaje, que salió en los medios de comunicación, cito:
“Mi mama me enseño a mezclar disciplina y esfuerzo para
salir adelante, que había que practicar y practicar hasta que las cosas
salieran bien, me enseño que todos somos iguales y a seguir cuando las cosas no
salen como uno espera y que cuando uno es suave por dentro a veces hay que ser
fuerte por fuera”
Estas palabras, este día, es para todas las mamas
que nos acompañan siempre, porque desde nuestro nacimiento, nos entregaron todo
de sí; aquellas que nos impulsan a ser cada día mejores, cada día más felices. Que
aunque seamos mayores, nos cuidan y están pendientes de nosotras; que están siempre
dispuestas a darnos un abrazo y a
entregarnos todo su amor.
Hoy celebramos la existencia de aquellas mujeres que siempre nos apoyan, de esas personas que como caballeros de armadura nos defienden y nos impulsan. Son ustedes las madres motivo de nuestra alegría, motivo de nuestro festejo y orgullo.
Ustedes, las que nos toman la lección o nos escuchan
sin importar que tan cansadas y ocupadas estén; ustedes, quienes nunca dejan de
preocuparse por nosotras sin importar que tan grandes estemos. Quienes nos
preguntan por la tarea, por nuestro día, nos empujan, nos apoyan y nos
aconsejan.
Nosotras ya sabemos cuáles son nuestras
obligaciones, nuestros deberes, pero a veces, a nuestra edad, nos preocupamos
por otras cosas por ejemplo la música, los chicos, las redes sociales, el
internet y los libros, nos da pereza muy a menudo, nos portamos más groseras e
irrespetuosas. Sin embargo ustedes están ahí para ayudarnos, para guiarnos, para
enseñarnos a ser mejores, a concentrarnos y a ser más dedicadas.
Tienen la paciencia para lidiar con nosotras, para
estar a nuestro lado siempre, en las buenas y las malas, son las mejores y únicas
amigas con las que podemos contar, son ustedes madres, la mayor expresión de
amor existente en este mundo y es por eso que les damos las gracias.
Por ser las mejores desempeñando su oficio, las
mejores apoyándonos, las mejores compañeras, las mejores madres. Nunca cambien,
nunca nos suelten, pues aunque crecemos aun las necesitamos, aun necesitamos
sus consejos y su amor, aun necesitamos su fuerza y su luz.
Aun somos sus pequeñas.
GRACIAS, ANGIE VALENTINA CÓRDOBA.
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