miércoles, 6 de mayo de 2015

CARTA A UN AMIGO

Popayán, 2 de Mayo de 2015

Para mi amigo Omar Marín:

“De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo... Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria" 
Jorge Luis Borges

Una historia que no es una historia:

Ella impulsada por sus padres y cansada de la monotonía de la gente, comenzaba ya a alejarse; se dirigía despacio a la puerta, el cansancio, como el agua, ahogaba rápidamente toda su existencia, se apoderaba de todo su cuerpo, volviéndolo cada vez más lento, pero sin lograr detener aquel constante y rígido caminar.
En cuanto llego, situada firmemente frente a la puerta, tomó segura la manija y sintiéndose orgullosa de sí misma, la giro, la puerta se deslizó con un chirriante sonido que escandalizo a la joven e inexperta chica, pero no soltó la manija, puesto que aquel ruido era de esperarse, teniendo en cuenta cuán pesada era la puerta y cuanto costaba abrirla.
Ya dando el primer paso, se halló fuera del mundo al cual la gente quería limitarla, y se adentró en un universo que se abría flamante ante sus ojos.
Mas aunque la felicidad y el gozo se expandían en su ser, también se sintió perdida, ahora tenía que escoger un camino entre tantos, comenzar a decidir.
Sentía curiosidad de todos aquellos libros que marcaban el inicio de cada camino, todos aquellos títulos colgados frente a cada puerta, eran diferentes, eran únicos.
algunas puertas con fachada antigua, tenían títulos con letra brillante, de apariencia metálica desgastada, otras aparentemente nuevas eran talladas en madera pintadas ágilmente con colores vivos, incluso tenían imágenes o eran escritas en runas; pero todas eran examinadas delicadamente por la chica, quien seleccionaba entre millones sus preferidas.
Y aunque quería saber cuál era el final de todas aquellas historias, también brillaba en su corazón con mayor fuerza, el querer trazar, escribir, su propio camino.
Fue así como comenzó el largo viaje, algo solitario, de la chica.
Ella nunca dejo de caminar, nunca dejo de leer, cada vez eran más los libros que habría, cada vez eran más puertas se habían ante ella. 
Pero en un punto se encontró con una puerta que no había visto antes, aquella historia con tan solo mirarla hizo florecer en sus ojos un nuevo brillo y en su corazón una nueva alegría, se quedó mucho tiempo sentada frente a la puerta, esperaba poder saber más sobre ella, esa puerta no podía haber aparecido porque si, en la base se notaba, alguien la había colocado ahí, la chica quería conocer a ese alguien.
Y lo conoció, el resulto una maravillosa persona, de corazón amplio, de mirada alegre, despegado de las cosas, alguien que apreciaba tanto como ella las puertas, los libros.
El al verla tan interesada en las puertas, le mostró más, le dio a escoger e incluso un día, le regaló la llave de una.
Ese día fue para ella uno de los mejores, cuando tuvo en sus manos la llave rebosó de alegría, se encontró en un torbellino de sentimientos que la abrumaban, no le mostró directamente cuán feliz estaba, pero sí quiso hacerlo, solo necesitaba una manera especial de lograrlo, una manera especial de agradecerle.
Y luego a esa llave se le unió otra y otra, con ellas el torbellino creció y creció, ella fascinada, no sabía aún como agradecerle a aquel hombre, mas fue entonces cuando en su mente cursó una idea, un barco luminoso entre el mar de su conciencia.
Le escribiría.
Te escribiría.

Mil Gracias.


Angie Valentina Córdoba.

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