Popayán, 2 de Mayo de
2015
Para mi amigo Omar
Marín:
“De los diversos
instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los
demás son extensiones de su cuerpo... Sólo el libro es una extensión de la
imaginación y la memoria"
Jorge Luis Borges
Una historia que no es
una historia:
Ella
impulsada por sus padres y cansada de la monotonía de la gente, comenzaba ya a
alejarse; se dirigía despacio a la puerta, el cansancio, como el agua, ahogaba
rápidamente toda su existencia, se apoderaba de todo su cuerpo, volviéndolo
cada vez más lento, pero sin lograr detener aquel constante y rígido caminar.
En
cuanto llego, situada firmemente frente a la puerta, tomó segura la manija y
sintiéndose orgullosa de sí misma, la giro, la puerta se deslizó con un
chirriante sonido que escandalizo a la joven e inexperta chica, pero no soltó
la manija, puesto que aquel ruido era de esperarse, teniendo en cuenta cuán
pesada era la puerta y cuanto costaba abrirla.
Ya
dando el primer paso, se halló fuera del mundo al cual la gente quería
limitarla, y se adentró en un universo que se abría flamante ante sus ojos.
Mas
aunque la felicidad y el gozo se expandían en su ser, también se sintió
perdida, ahora tenía que escoger un camino entre tantos, comenzar a decidir.
Sentía
curiosidad de todos aquellos libros que marcaban el inicio de cada camino,
todos aquellos títulos colgados frente a cada puerta, eran diferentes, eran
únicos.
algunas
puertas con fachada antigua, tenían títulos con letra brillante, de apariencia
metálica desgastada, otras aparentemente nuevas eran talladas en madera
pintadas ágilmente con colores vivos, incluso tenían imágenes o eran escritas
en runas; pero todas eran examinadas delicadamente por la chica, quien
seleccionaba entre millones sus preferidas.
Y
aunque quería saber cuál era el final de todas aquellas historias, también
brillaba en su corazón con mayor fuerza, el querer trazar, escribir, su propio
camino.
Fue
así como comenzó el largo viaje, algo solitario, de la chica.
Ella
nunca dejo de caminar, nunca dejo de leer, cada vez eran más los libros que
habría, cada vez eran más puertas se habían ante ella.
Pero
en un punto se encontró con una puerta que no había visto antes, aquella
historia con tan solo mirarla hizo florecer en sus ojos un nuevo brillo y en su
corazón una nueva alegría, se quedó mucho tiempo sentada frente a la puerta,
esperaba poder saber más sobre ella, esa puerta no podía haber aparecido porque
si, en la base se notaba, alguien la había colocado ahí, la chica quería conocer
a ese alguien.
Y
lo conoció, el resulto una maravillosa persona, de corazón amplio, de mirada
alegre, despegado de las cosas, alguien que apreciaba tanto como ella las
puertas, los libros.
El
al verla tan interesada en las puertas, le mostró más, le dio a escoger e
incluso un día, le regaló la llave de una.
Ese
día fue para ella uno de los mejores, cuando tuvo en sus manos la llave rebosó
de alegría, se encontró en un torbellino de sentimientos que la abrumaban, no
le mostró directamente cuán feliz estaba, pero sí quiso hacerlo, solo
necesitaba una manera especial de lograrlo, una manera especial de agradecerle.
Y
luego a esa llave se le unió otra y otra, con ellas el torbellino creció y
creció, ella fascinada, no sabía aún como agradecerle a aquel hombre, mas fue
entonces cuando en su mente cursó una idea, un barco luminoso entre el mar de
su conciencia.
Le
escribiría.
Te
escribiría.
Mil Gracias.
Angie Valentina Córdoba.
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